1. Cortamos los tomates en rodajas de aproximadamente 5 mm y los salamos.

2. Mezclamos en un bol la leche y el huevo y mientras ponemos a calentar una cantidad generosa de aceite sobre una sartén

3. Untar las rodajas de tomate sobre la harina, después en el bol de huevo y leche y finalmente en el pan rallado.

4. Dorar por ambos lados en la sartén con el aceite bien caliente teniendo cuidado de que no se peguen unos con otros.

5. Sacar las rodajas sobre un plato con papel de cocina para que absorva el aceite de la fritura.

Para los más arriesgados podemos untar el tomate con un poco de salsa de tabasco. Si eres más conservador puedes hacerte un suave bocadillo con queso de cabra y hojas de albahaca.